Los bandidos de Camino Real, LIbro I de La hija del bandido, de María del Refugio Barragan de Toscano
La historia de La hija del bandido atrapa desde el primer capítulo del libro I. En resumen, el bandido Vicente Colombo rapta a la hija de Don Pablo Medina, llamada Paula, para llevársela prisionera como su mujer. Ambos tienen una hija, a la que le ponen el nombre de María.
Cueva o subterráneo en Laguna La María, en Colima, Jalisco |
Llegó el momento en que María cumplió los 15 años, edad en que la niña se convierte en una señorita; la edad en que debe saber la verdad. Para ello, recibe un manuscrito de su madre, en donde ella le explica su pasado: que ella fue raptada por un bandido, Vicente Colombo, y murió poco después de que ella había nacido.
Por otro lado, su padre, al ver que su hija ya es una señorita, ¿cómo presentarla a la sociedad, si es la hija de un bandido? ¿Cómo hacerle para que su hija sea feliz sin la "mancha" de su padre?
María se da cuenta de que su padre todo el tiempo le ha mentido, así que ahora ella también fingirá que no sabe la verdad. Le comenzará a mentir. Interesante como el narrador justifica la acción de María:
"Muchos hombres han gastado su tiempo en satirizar en la mujer la mentira y el fingimiento. Y explicando la causa que la impele a no ser franca; pero explicándola a su satisfacción, y hallándola por este motivo un tanto oscura, concluyen por exclamar que la mujer es un enigma difícil de explicar.
¡Qué bien se ve el poco estudio que tales hombres han hecho de la mujer!
Para alcanzar a conocerlas, deberían los hombres hacer un estudio minucioso de sí mismos.
Porque la mujer ha sido, es y será siempre, lo que el hombre quiera que sea.
Más claro aún, si ella engaña, si ella finge, es porque aquél nunca le habló verdad". (Barragán de Toscano, p. 35).
¿Qué harías en el lugar de María? ¿Elegirías fingir o elegirías hablar con la verdad?
María desea ir a Zapotlán a buscar a su abuelo; y su padre, sin saber la causa del capricho de su hija,
acude al Vizconde de Tunaranda (un impostor), para que él se haga pasar como el tío de María.
Cuando llegan a Zapotlán, a María no le queda más remedio que seguir con la mentira: tendrá que fingir que es la sobrina, y que por lo tanto, proviene de buena familia. Aquí el narrador vuelve a juzgar los hechos:
"Es una gran verdad que no puede negarse, que el mundo para estimar y apreciar, no ve más que el exterior: la corteza que cubre y no lo que ella cubre. [...] ¿Qué importa el fondo cuando la corteza brilla? Ni qué importa el vicio cuando los harapos cubren? [...] ¡Cuántas veces en una reunión, vale más el pobre que permanece a la puerta, mudo y silencioso, que el magnate que viste seda, y habla mucho ocupando mejor asiento!
¡Empero este es el mundo: inútil sería cuando intentáramos por hacer valer lo que él desprecia y humilla!" (Barragán de Toscano, P. 51.).
En esta cita, la autora, hace valer sus ideas sobre cómo la sociedad se deja llevar por las apariencias; cómo la gente es engañada por lo que se ve a simple vista; y al mismo tiempo, juzga a quienes procuran fingir lo que no se es. ¿Tú, qué opinas al respecto?
¿María, es un ejemplo de la mujer mexicana que debe fingir, mentir, para así obtener lo que desea?
Comenta la historia, queremos conocer tus puntos de vista. ¡Participa! =)
Desde mi punto de vista no sólo es ejemplo de la mujer mexicana, es ejemplo de lo que la sociedad pretende con hombres y mujeres, en la cultura y raíces de los mexicanos la apariencia es carta de presentación y si a eso se le agrega el dinero, llegamos a esa frase tan conocida de "cuánto tienes, cuánto vales" y si por tener dinero se asegurará que tienes valores sociales, no existiría el capitalismo.
ResponderBorrarPero en éste caso la frase que aplica es "De tal palo tal astilla" y no siempre aplica, ya que el Ser evoluciona (aunque a veces involuciona.), María no debe fingir ser de otra familia, por el contrario debe ser respetada su identidad.
A María la han orillado a mentir, debido a las circunstancias en que se encuentra. Su padre es un delincuente; lo que me extraña es que, tal como lo menciona el narrador, es un delincuente "educado": sabe leer y escribir; se ha preocupado por la educación de su hija y reconoce que su estilo de vida no es el más ejemplar e indicado para ella. ¿Por qué seguir con esa vida? Las mentiras se convierten en una cadena sin fin. Lo peor es que la gente se acostumbra y las máscaras que toman suelen "adherirse" mucho más fácil con el paso de los años...
ResponderBorrarSobre el comentario de Ruth Medina, al leerlo, no sé porque me llego a la mente la imagen de muchos políticos que diciéndose educados, son unos delincuentes con traje, o ¿no lo creen?
Borrar¡Ándale, Lourdes! Así hay muchos, delincuentes de cuello blanco. Ellos no se ensucian las manos, y son unos genios de la gesticulación y del fingimiento. =)
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