viernes, 6 de febrero de 2015

Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro, Albert Camus en La peste

"Cada uno lleva en sí mismo la peste, porque nadie, nadie en el mundo está indemne a ella. [...] Cansa mucho ser un pestífero. Pero cansa más no serlo.". (Albert Camus).


Albert Camus


En la segunda parte del capítulo cuatro, los personajes principales de la novela, Rieux, Paneloux, Tarrou, Grand y Cottard, presencian la agonía y la muerte de un niño. Para todos, fue una experiencia muy dura, incluso para el padre Paneloux, quien, no puede evitar buscar una justificación a tan lamentable hecho... En este caso... ¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios permite la muerte de un inocente? 
Paneloux reflexiona y considera que el ser humano no está en posición de comprender el destino de un niño, sino sólo de aceptarla, e inclusive, de quererla. ¿Qué te pareció a ti lo dicho en el segundo sermón de Paneloux? Cuando presenciamos desgracias como la muerte de un niño, ¿es posible perder la fe en Dios? O bien, ¿es posible seguir creyendo?

Otra importante intervención de este capítulo, es la narración de Tarrou acerca de la historia de su vida; y de cómo ha sobrellevado la peste para no infectar a nadie, para no ser un pestífero como los demás... La narración es sumamente maravillosa... 
Tarrou dice: "Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro". Por lo que busca, de alguna manera, que las muertes de cada uno de los seres humanos sean "necesarias y razonables". ¿Te gustó la postura de Tarrou? Para ti, ¿qué sentido le encuentras a su discurso? 

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